En la era de la información en la que vivimos, es clave que el alumnado aprenda a buscar, analizar, distinguir y procesar información de manera crítica. En este sentido, la filosofía es muy poderosa, ya que nos proporciona herramientas para indagar, para distinguir entre hechos y opiniones, y evaluar la solidez de los argumentos, las evidencias y las posiciones que se nos presentan.
El mundo es diverso y rico en elementos culturales pero es cierto que muchos de estos elementos no estarían a nuestro alcance si no tuviésemos al inglés como lengua de intercomunicación. Gracias a ello, podemos acceder a conocimientos que quedarían fuera de nuestro alcance si no fueran traducidos al inglés, independientemente de que su origen sea anglosajón o no.
A veces se nos olvida que el inglés no es una asignatura, sino una lengua que hablan millones de personas en el mundo. Es la lengua que se usa en internet, la lengua que utilizamos cuando viajamos y no conocemos la lengua del país en el que nos encontramos. Es un instrumento fundamental para el desarrollo personal y profesional de cualquier ser humano, sea cual sea su vocación o sus intereses. Hoy más que nunca existen numerosas razones para aprenderla y utilizarla.
En un mundo incierto que cambia constantemente, y donde muchos están obsesionados con el rendimiento y el costo-beneficio, contrario a lo que muchos puedan pensar, la filosofía es más necesaria que nunca.