La interpretación constituye uno de los pilares fundamentales dentro del ámbito de la expresión en la educación musical. Las actividades instrumentales son motivadoras porque el instrumento se convierte en un “juguete” de experimentación y expresión. Los instrumentos de percusión se utilizan en un gran número de actividades rítmicas, en el aprendizaje de canciones, descubriendo el pulso, acento y ritmo de las mismas, en la instrumentación de un cuento, en la interpretación de piezas instrumentales sencillas y en todas aquellas actividades que motiven la improvisación, tanto individual como colectiva, así como el desarrollo de la sensibilidad auditiva, sensorial y psicomotriz.
La creatividad es una capacidad de hacer o crear algo nuevo, diferente y original. Se puede decir que es innato al ser humano y que según casos se encuentra en mayor o menor grado de desarrollo. Las artes en general están muy relacionadas con la creatividad y la música, en particular, colabora implícitamente en su desarrollo. La educación musical permite que el alumno pueda expresarse musicalmente, es decir, descubrir, sentir, hablar… a través de la música. Todo ello contribuye al desarrollo de la originalidad, fluidez, flexibilidad, redefinición, inventiva, análisis, síntesis y sensibilidad ante los problemas.
Un proverbio oriental dice: “Nadie pone más en evidencia su torpeza y mala crianza, que el que empieza a hablar antes de que su interlocutor haya concluido”. . Nuestra sociedad necesita saber escuchar y la música desarrolla en grado sumo esta capacidad. En un mundo rápido y convulso, parase a escuchar no es una pérdida de tiempo, es una virtud que se desarrolla en la clase de música y se lleva a nuestra vida diaria y a nuestra sociedad.
La música contribuye a la formación integral del alumno reforzando la atención y concentración, incrementando la memoria y la creatividad, desarrollando habilidades motoras y rítmicas, incrementando la seguridad en uno mismo , la facilidad de socialización y reduciendo el estrés.
La música es vida.